MI PARTO. UNA EXPERIENCIA ÚNICA
diciembre 28, 2017Llevo mucho tiempo para publicar este post, me encanta compartir cosas con vosotros y el día del parto no podía ser menos.
Una experiencia para recordar toda la vida, dura, dolorosa, pero sin duda preciosa, traer una nueva vida al mundo.
Os invito a seguir leyendo...
Todo empezó un viernes 17 de Noviembre de 2017, alrededor de las 8:15, una bonita fecha, 17-11-17.
Nacho se había ido al trabajo a las 7:45 y yo como me había despertado al oírlo marcharse me levante a beber agua, fui al baño, me di un paseo por la casa, mire el móvil y me volví a la cama para intentar dormir un ratito más.
Cuando por fin había cogido postura note unos calambres en la tripa, como retorcijones que me hicieron sentarme de golpe en la cama, y entonces note como un líquido me corría por la ingle.
Mi reacción fue gritar: ay, no, no, no... ya viene!!! y cogí el móvil y me fui al baño.
Entonces comprobé que había expulsado el tapón mucoso y que acababa de romper aguas, pero todavía no tenía contracciones.
Llame a Nacho para avisarle de que tenía que volver a casa, nos habíamos puesto de parto, pero que estuviera tranquilo. Mientras tanto me prepare la ropa para marcharnos y cuando llego Nacho me duche y me vestí, con el en casa ya estaba más tranquila.
Ya en la ducha comenzaron las contracciones, aunque eran soportables, asi que una vez listos cogimos las maletas que habíamos preparado para el hospital y toda la documentación y sobre las 9:30 ya estábamos en urgencias.
Nos atendieron y pasaron a mirarme nada más llegar, a la matrona que nos atendió le explicamos la situación y me exploro para ver como iba la dilatación. Al ser primeriza yo pensaba que habría dilatado muy poco, pero después de que me examinó, y para mi sorpresa, me dijo que había dilatado unos 3 centímetros y que como había rota bolsa ya me dejaban ingresada.
Poco a poco las contracciones comenzaron a ser más seguidas y dolorosas por lo que pedí que me pusieran la epidural. Me trasladaron en camilla a otro box donde estaba esperando la anestesista, allí me puse un poco nerviosa, tenía que estar muy quieta para el momento de la punción y nada más notar la aguja mi reacción fue la de encogerme, me dijeron que no hiciera eso y que estuviera tranquila, entonces una de las enfermeras se quedo a mi lado y me cogio la mano hasta que la anestesista terminó de colocarme el cateter y ponerme el primer bolo de anestesia.
La verdad es que fue todo un alivio, el dolor de las contracciones remitio y sentía hormigueo en las piernas pero no se me durmieron completamente.
Así fue pasando el tiempo y con la anestesia me entro sueño, aunque no llegué a dormirme. La anestesista pasó a verme a ver qué tal y para ver si todo iba bien ya que tengo una escoliosis muy pronunciada y me dijo que no habia querido punzarme muy profundo.
Ese primer bolo de anestesia me hizo ver la luz, pero el efecto no fue eterno... así que tuve que pedir una segunda dosis cuando el dolor de las contracciones volvio a aparecer. Sin embargo ese segundo bolo no fue tan eficaz como el primero y las contracciones volvieron a aparecer. Decidi aguantar para pedir otra dosis con la intención de que la anestesia me hiciera efecto para el momento del parto.
Por eso, y en una de las visitas que nos hizo la matrona, cuando ella me dijo que la dilatación ya casi había alcanzado los 10 cm decidi pedir el tercer bolo de anestesia.
Además recordar que para nuestra suerte, estaba de guardia como ginecóloga nuestra amiga Laura, así que fue ella la que se ocupo de mi parto y estuvo con nosotros un rato en el box practicando los pujos.
La verdad es que me animó mucho y me dijo que empujaba muy bien, así que después de su visita y con Nacho a mi lado seguimos practicando el pujo hasta que cerca de las 7 de la tarde vino a vernos y nos dijo que ya no ibamos a esperar más y que pasábamos al paritorio. Entonces Nacho se puso la ropa y las calzas y vinieron a buscarme.
Entrar en el paritorio me impacto bastante, con la camilla tan grande, las fundas de plástico que me pusieron en las piernas, todas vestidas con el uniforme verde, los focos gigantes sobre nuestras cabezas, las agarraderas a la altura de mis manos para sujetarme y hacer fuerza en los pujos... parecia de película.
Una vez en la camilla, Laura me pregunto si quería que me pusieran un espejo para ver el parto, pero no tenía ninguna intención de verlo, ya tenia suficiente con concentrarme en las contracciones y empujar.
Así que nos pusimos al lío, había llegado el momento, 20 minutos que me parecieron una eternidad, Nacho a mi lado acompañándome en cada momento, Laura animándome a empujar, una de las matronas dándome agua por la cara y el cuello para refrescarme ya que sudaba de tanto empujar y lo peor de todo la residente de ginecología tuvo que subirse sobre mi barriga realizando la maniobra de Kristeller para ayudarme en los pujos.
El niño traía una vuelta de cordón en el cuello y por mucho que yo empujaba el cordón le hacia volver hacia arriba. Al final Laura tuvo que usar ventosa para ayudar al niño a salir y los últimos pujos fueron horribles para mí, estaba agotada y dolorida, pero por fin a las 7:30 de la tarde, después de 12 horas de parto nació Lucas, nuestro ternerito de 4,080 Kg.
Lo noté salir perfectamente y fue todo un alivio y una satisfacción después de todo el esfuerzo. En el paritorio todos quedamos sorprendidos al ver como un bebé tan grande podía haber salido de mi discreta barriguita.
Lo pusieron sobre mí y en ese momento rompí a llorar de la emoción de verle y de haber llegado hasta el final como una campeona.
Laura cortó el cordón umbilical muy rápido, le di un beso y se lo llevaron a limpiar, medir y pesar cerquita de nosotros, en el mismo paritorio, y al poco tiempo ya lo tenía de nuevo sobre mí, piel con piel, y con papi a nuestro lado.
¡¡Por fin éramos una familia, por fin éramos tres, por fin éramos papis!!
Fue un momento precioso, uno de los mejores momentos de nuestra vida y que no olvidaremos nunca, seguramente no recordaré el dolor de las contracciones, esas horas en el box, los pujos, el peso y la presión de la residente sobre mi barriga, esos 20 minutos finales de agonia... pero sí que recordaré el momento en el que por fin Lucas vino al mundo para llenarnos de amor y felicidad.
¡¡¡Comienza una nueva etapa en nuestras vidas, la aventura de ser padres!!!
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